SABINA Y SU “HOLA Y ADIÓS” EN EL CENTENARIO

Joaquín Sabina en Montevideo – Foto María Gracia Inzaurraga

Por Maria Gracia Inzaurraga

Su repertorio comenzó con “Lo niego todo”, incluso lo del bala perdida… me pareció que estaba hablando de él y su personalidad, por supuesto.
Con su gira “Hola y adiós” le estaba dando la bienvenida a los uruguayos en el Centenario, pero también su despedida de los escenarios.
Sabina no caduca; su repertorio y las miles de voces que lo acompañaron ayer en la Olímpica, lo elevan a la categoría de uno de los artistas más queridos por los uruguayos.
Es mutuo.
Fue impresionante escuchar a los fans corear sus canciones perfectamente interpretadas por ellos pero no tanto por su trovador, ya que se vió a un Sabina un tanto cansado por el paso del tiempo y el desgaste propio de su gira, aunque su espíritu continúa intacto.
No está solo, y el video, presentación de su show en tono sepia, lo muestra acompañado por amigos, como Serrat, Leiva, Calamaro, Ricardo Darín y Jorge Drexler, quien fuera otrora telonero del cantautor y de ahí, la gran amistad que los une.
La pantalla detrás del escenario mostraba un mundo surrealista, como la vida del genio; mujeres de la noche, desnudos, bares de copas, café concert, todo propio de la noche madrileña tan presente en sus letras mundanas.
Un grande con un vasto repertorio: “Eclipse de Mar”, “Por el boulevard de los sueños rotos”, homenaje a la “dama del poncho rojo”, la gran Chavela Vargas, “Con la frente marchita”, el infaltable “19 Días y 500 Noches”, la sublime y poética, “Peces de Ciudad” del 2002 pero cuando llegó la hora de “Hola y Adiós”, canción que le dió el nombre a la gira, la gente se animó y el estadio tembló.
Era la despedida.
Sabina dio todo y más.
Inmenso.
En una de las noches más emocionante del Centenario si tenemos en cuenta que es su última gira por América Latina, el que le cantó a los amantes, a la noche, a una o varias mujeres, a la traición, al amor puro, y no tanto, se ha retirado de las giras con ese adiós
Nadie le cantó a la noche y a su gente como “Joaquinito”, diría la Vargas.

María Gracia Inzaurraga